Papamovil 2009 - Las vacaciones de su santidad

Agradecemos a la fiel Leda, nuestro corresponsal en San Marcos Sierra.
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Ratzi llego a casa el 31 de diciembre de 2008, un dia aciago en este hogar. Gracias a los esfuerzos de Gabriel y Celete el papamovil ilumino nuestra noche vieja con su luz. Ayelen que estaba a punto de ser operada de apendice recibio un llamado telefonico desde nuestra casa con augurios de paz y tranquilidad y se salvo de la operacion, es mas, le dieron de alta esa misma noche. Sus padres pudieron volver a su casa y brindar felices.
Esa noche todos dormimos tranquilos gracias a las influencias de Ratzi ...

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Los primeros dias de enero Celeste, Gabriel, Lucila, Jejo, Cecilia, Mercedes, Valentina, Catalina, Federico, Nicolás, un amigo de Gabriel y el perro Vicente salieron de excursión al río Pinto. Cargaron vituallas en mi camioneta y partieron felices a pasar un día de picnic.
Cruzaron el río un mediodía soleado sin problemas pero luego de pasar el vado el río crecio estrepitosamente y cargando tanta agua que los dejó varados en medio del monte.
Decidieron esperar hasta que el agua baje pero transcurría el día y el río seguía impidiendo el regreso.
Lucila quiso llamar a casa desde su celular y descubrió que no había señal en el sitio.
Se arrodilló en una esplanada del valle del Quilpo, miró al cielo, invocó a su santidad, abrió los brazos como lo evoca el papamovil itinerante y grito desesperada: Por favor, mandame una señal! y para probar si Ratzi la estaba acompañando disco el numero de mi casa y se comunicó. La sabiduría de su santidad nos ilumino y recordamos que había un camino alternativo al vado de modo que todos pudieron volver sanos y salvos.

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Corrian los primeros dias del mes de enero de 2009 y no se avecinaban buenos tiempos laborales y por ende economicos.
La familia se encontraba preocupada puesto que no había reservas en el hospedaje que administran ni posibles trabajos remunerados en radio cuando se organizó un asado (que pagó el compañero Horacio Castro) para contrarrestar las malas ondas y colocamos el cuadro de su santidad en la cabecera de la mesa.
Cenamos contentos, despedimos al amigo Horacio que seguía viaje de vacaciones y nos acostamos a dormir pensando que tal como Ratzi parece anunciar, mañana será un nuevo y buen día.
En efecto, al día siguiente llovieron las reservas que cubrieron todo enero y ademas llamaron de una radio de Buenos Aires ofreciendo un atractivo contrato laboral para el 2009.

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